Entorno

Entorno macroeconómico

En 2021 la economía mundial creció de manera significativa, recuperándose, en parte, de la crisis generada por la pandemia, que provocó una fuerte caída del PIB mundial en 2020. El relevante repunte del crecimiento global se produjo gracias al progreso en la vacunación contra el COVID-19 y a los significativos estímulos económicos adoptados por parte de las autoridades.

Los indicadores de actividad muestran que, pese a una clara tendencia de moderación, el crecimiento económico, en general, se mantuvo en niveles relativamente elevados durante la primera mitad del año 2022. El ahorro previamente acumulado, el proceso de la normalización de la actividad tras las restricciones y disrupciones generadas por la pandemia así como el dinamismo de los mercados laborales han contribuido, en particular, al desempeño del consumo privado y del sector de servicios.

La relativa resiliencia de la demanda, la persistencia de las disrupciones en las cadenas de suministro globales y, principalmente, el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios de las materias primas han reforzado las presiones sobre la inflación, que ha seguido sorprendido al alza (8,6% en la eurozona y 9,1% en Estados Unidos en junio de 2022). Además de exhibir mayor persistencia, las presiones inflacionistas también se han extendido a más tipos de bienes y servicios en los últimos meses.

En este contexto, los bancos centrales han reaccionado, allanando el camino para un agresivo endurecimiento de las condiciones monetarias hacia delante. En concreto, la Reserva Federal de Estados Unidos (en adelante Fed) ha aumentado los tipos de interés de referencia en 150 puntos base desde el inicio del año hasta el 1,75% en junio y ha iniciado el proceso de ventas de activos para reducir el tamaño de su balance. Asimismo, ha indicado que las subidas de tipos de interés continuarán en los próximos meses. De acuerdo con BBVA Research, lo más probable es que alcancen alrededor de 4,0% al inicio de 2023. En la Eurozona, el BCE, en su reunión de política monetaria del mes de julio, decidió subir los tipos de interés oficiales en 50 puntos básicos. Los tipos de las operaciones de refinanciación previsiblemente convergerán hasta niveles cercanos al 2,0% en los próximos meses. El ajuste monetario implementado por el BCE sería, por lo tanto, menos significativo que el que previsiblemente adoptará la Fed, en parte debido a que las actuales presiones de demanda son menos fuertes en la Eurozona, donde, además, existe la preocupación sobre una posible fragmentación financiera.

Pese a la elevada incertidumbre actual, el escenario central que BBVA Research maneja en sus estimaciones considera que la economía global se ralentizará significativamente en el futuro próximo, con eventuales episodios de recesión en Estados Unidos y la Eurozona. A esta ralentización del crecimiento contribuiría, principalmente, el significativo endurecimiento de las condiciones monetarias en un contexto en que los precios de las materias primas y las disrupciones de oferta seguirán pesando negativamente sobre la actividad.

Según BBVA Research, tras aumentar un 6,2% en 2021, el PIB global crecerá 3,4% en 2022 y 2,5% en 2023, respectivamente 0,6 y 1,1 puntos porcentuales por debajo de la estimación anterior de hace tres meses. En Estados Unidos el crecimiento se reduciría hasta el 2,7% en 2022 y 0,7% en 2023, cuando el fuerte ajuste monetario generaría una suave recesión. En la Eurozona, ligeras caídas del PIB son probables durante los próximos trimestres, fundamentalmente por las disrupciones creadas por la guerra en Ucrania, incluyendo la escasez energética. El crecimiento anual en la región sería de 2,7% en 2022 y 0,6% en 2023. En China, el crecimiento alcanzaría el 4,5% en 2022 y 5,2% en 2023, pero el mantenimiento de política de tolerancia cero con respecto al COVID-19 podría causar nuevas restricciones de movilidad ante un eventual aumento de los casos de coronavirus en el futuro, lo que supone un riesgo al crecimiento económico.

Los riesgos en torno a este escenario central son significativos y sesgan a la baja las previsiones de crecimiento de BBVA Research. En particular, una mayor persistencia de la inflación podría desencadenar subidas aún más severas de los tipos de interés, y por lo tanto una recesión más profunda y generalizada así como escenarios de volatilidad y crisis financieras.