En el Grupo BBVA la ejecución de la estrategia en el ámbito de la liquidez y planificación es llevada a cabo con una segregación de roles y responsabilidades, propiciando que las áreas implicadas desarrollen su función optimizando la gestión de los riesgos, y que la toma de decisiones sea escalada de manera adecuada a los diferentes órganos que rigen el gobierno. En este sentido, se determinan las Áreas y Órganos que ejercen las funciones más relevantes en la gestión del riesgo de liquidez y financiación.
El Comité de Activos y Pasivos (COAP) es el órgano que toma las decisiones de actuación con base a las propuestas de la unidad de Gestión de Balance, quien diseña y ejecuta las estrategias a implementar, apoyándose en las métricas de riesgos internas acorde al modelo corporativo. Tanto la evaluación como ejecución de las actuaciones en cada una de las UGL son llevadas a cabo por el COAP y unidad de Gestión correspondientes a estas UGLs.
El área corporativa de Global Risk Management (GRM) actúa como unidad independiente encargada del seguimiento y análisis de los riesgos, impulsando la integración en la gestión de las métricas de riesgos y proporcionando herramientas que permitan anticipar potenciales desviaciones sobre los objetivos fijados. Adicionalmente, monitoriza el grado de cumplimiento con los límites de riesgos establecidos por la Comisión Delegada Permanente (CDP), reportando de forma periódica al Comité de Gestión del Riesgo (GRMC), a la Comisión de Riesgos del Consejo (CRC) y a la CDP acorde a la política corporativa vigente
Las métricas de riesgo de liquidez y Financiación diseñadas por GRM preservan un perfil de riesgo adecuado al Marco de Apetito al Riesgo de Liquidez y Financiación del Grupo BBVA, conforme al modelo de negocio minorista en el que descansa su actividad.
Con esta finalidad se especifican objetivos integrados en el proceso de toma decisiones en la gestión del riesgo de liquidez y financiación. El seguimiento de estas métricas se realiza de manera individualizada para cada una de las UGL, y se establecen perfiles objetivo a partir de metodologías internas que contemplan tanto la actividad de cada UGL individual, en el contexto de la situación de la economía y del sector financiero al que pertenece, así como las perspectivas en la capacidad de negocio y riesgos en el desarrollo de su actividad. Entre estas métricas:
- La ratio Loan to Stable Customer Deposit (relación entre inversión crediticia neta y recursos estables de clientes) se convierte en uno de los principales ejes de gestión, asegurando que existan en todo momento unos niveles de autofinanciación adecuados de la inversión crediticia en balance. Los objetivos de este ratio se han establecido en el rango de 100%-125% en función de la UGL y acorde a la metodología implementada. Con base al año 2013, no se han producido a lo largo de este ejercicio excedidos para ninguna de las UGLs respecto a los Límites establecidos para este ratio, habiéndose registrado avances significativos en la aproximación al objetivo fijado para todas las UGLs,
- Complementando a los niveles establecidos de autofinanciación del balance, el segundo eje es fomentar una correcta diversificación de la estructura de financiación mayorista, evitando la elevada dependencia de la financiación a corto plazo, estableciéndose por tramos temporales las cuantías máximas acumuladas que se toleran en la apelación a la financiación de corto plazo. En general en todas las UGLs se han mantenido esta apelación dentro de los límites tolerados y en caso particular de la UGL de Euro ha mantenido una holgura cercana al 50%.
- A efecto de mantener un control sobre la gestión de la liquidez de corto plazo, las métricas internas promueven la resistencia a corto plazo del perfil de riesgo de liquidez, garantizando que cada UGL disponga del colateral suficiente para hacer frente al riesgo de un inesperado cambio en el comportamiento de los mercados o contrapartidas mayoristas que impida el acceso a su financiación u obligue a hacerlo a precios no razonables. Las exigencias se establecen hasta un horizonte de doce meses y según tramos temporales. Respecto al comportamiento en 2013 el mantenimiento de colateral suficiente ha permitido que, en el caso por ejemplo de la UGL de Euro, esta suficiencia se encuentra por encima del 125% en promedio anual para todos los tramos temporales hasta doce meses.
Complementariamente, los análisis de estrés son un elemento fundamental del esquema de seguimiento del riesgo de liquidez y financiación, ya que permiten anticipar desviaciones respecto a los objetivos de liquidez y límites establecidos por el Marco de Apetito al Riesgo, Asimismo, desempeñan un papel primordial en el diseño del Plan de Contingencia de Liquidez y en la definición de medidas de actuación que se adoptarían para reconducir el perfil de riesgo si fuera necesario. Los resultados de las pruebas de tensión, dado su carácter anticipatorio, desempeñan un papel primordial en el diseño de los planes de contingencia y en la definición de las estrategias que se deberán llevar a cabo para hacer frente a un evento de tensión de liquidez.
En el desarrollo del análisis de estrés se consideran cuatro escenarios, uno central y tres de crisis: crisis sistémica; crisis interna sobrevenida con sensible disminución del rating y/o que afecte a la capacidad de emitir en mercados mayoristas y a la percepción del riesgo de negocio por los intermediarios bancarios y clientes de la entidad; y por último un escenario mixto, como una combinación de los dos anteriores. Cada escenario considera los siguientes factores: liquidez existente en el mercado, comportamiento de los clientes y fuentes de financiación, impacto de las bajadas de rating, valores de mercado de activos líquidos y colaterales en situación de tensión y la interacción entre los requerimientos de liquidez y la evolución de la calidad crediticia de la entidad.
En definitiva, los escenarios de estrés cubren toda una gama de eventos y grados de severidad con la finalidad de que revelen las vulnerabilidades de la estructura de financiación ante una prueba integral sobre la totalidad del balance. En el caso específico de la UGL de Euro, de estos resultados de estrés se desprende que durante todo 2013 se ha mantenido un colchón de activos líquidos suficiente para hacer frente a las salidas de liquidez estimadas en un escenario combinado de una crisis sistémica y una crisis interna sobrevenida.
En resumen, para el conjunto de las UGLs del Grupo BBVA, el ejercicio 2013 se ha desarrollado con un reforzamiento de las estructuras de financiación y de gestión de la liquidez de corto plazo que reducen la vulnerabilidad de los balances ante situaciones de tensión. En casos específicos, como en el balance Euro, después de los últimos ejercicios con un entorno de adaptación a la demanda de la actividad y refuerzo de las líneas de financiación, el aspecto más significativo durante el ejercicio 2013 ha sido la gradual mejora en la estabilidad de los mercados de financiación mayorista. Como consecuencia de esta evolución positiva que han experimentado las primas de riesgo soberanas en Europa, y el entorno de mejora de las expectativas de crecimiento de la Eurozona, el balance Euro se ha favorecido también de la elevada liquidez en los mercados. En este contexto, BBVA ha logrado reforzar la posición de liquidez y mejorar su estructura de financiación sobre la base del crecimiento de su autofinanciación procedente de los recursos estables de clientes, reduciendo en 7 puntos porcentuales el peso de las necesidades de financiación sobre la totalidad del balance de liquidez de la UGL de Euro, así como cerrar el gap estructural en torno a €40 bn, procediendo mayoritariamente de la mejora del gap de crédito en €33bn.
En relación al nuevo marco regulatorio, el Grupo BBVA continúa desarrollando una adaptación a los ratios regulatorios de manera que permita, con suficiente antelación, adoptar las mejores prácticas y los criterios más eficientes y rigurosos en su implementación. A este respecto, en enero de 2013 se actualizaron y flexibilizaron algunos aspectos del documento publicado por el Comité de Supervisión Bancaria en diciembre de 2010 en relación con el “Liquidity Coverage Ratio” (LCR). Entre ellos, que el ratio se incorporará como requisito regulatorio el 1 de enero de 2015 asociado a una exigencia de cumplimiento del 60%, que deberá alcanzar el 100% en enero de 2019. Esta referencia se ha mantenido superada a lo largo de 2013 en los sucesivos cálculos del LCR para el Grupo BBVA, manteniéndose por encima del 100%.
Adicionalmente, el Comité de Supervisión Bancaria ha iniciado de nuevo la revisión del denominado “Net Stable Funding Ratio” (NSFR), que persigue incrementar el peso de la financiación a medio y largo plazo en los balances bancarios, y que estará en proceso de revisión hasta mediados del año 2016 y se convertirá en requisito regulatorio a partir del 1 de enero de 2018. Esta revisión ha incidido positivamente en los cálculos obtenidos para el Grupo BBVA de manera similar a otras entidades con actividad predominantemente retail, lo que proporciona unos niveles de ratio ligeramente por encima de la referencia requerida.