os datos más recientes sobre la economía mexicana apuntan a una moderada recuperación, tras la desaceleración y el retroceso del PIB registrados durante el segundo trimestre de 2013. Dicha recuperación viene determinada por el repunte del consumo y la inversión y el mantenimiento del buen ritmo de exportaciones observado de los últimos trimestres, todo ello dentro de un entorno de inflación controlada. A esta mejoría también ha contribuido el sesgo más expansivo de la política monetaria aplicada por el Banco de México en los últimos meses.
Por lo que respecta al tipo de cambio, durante el trimestre se ha vuelto a producir una nueva depreciación del peso mexicano frente al euro, lo que impacta negativamente en la comparación trimestral de los estados financieros del área. Como viene siendo habitual, todos los comentarios que se refieran a tasas de variación vendrán expresados a tipo de cambio constante, salvo que expresamente se diga otra cosa.
En esta coyuntura, el sistema financiero del país sigue manteniendo adecuados niveles de solvencia, rentabilidad y liquidez. La actividad continúa creciendo, aunque a un ritmo algo más moderado, en línea con la desaceleración de la economía mexicana observada en la primera parte del año. En ese avance más moderado de la actividad también ha influido la mayor volatilidad de los mercados financieros internacionales y el aumento de la percepción de riesgo con respecto a las economías emergentes, como lo destacó el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) en su reunión del pasado 30 de septiembre. En su comunicado destacó que, aunque México no ha escapado a dicha volatilidad, la fortaleza de su sistema financiero y la prevalencia de políticas claras, transparentes y predecibles han contribuido a que los impactos hayan sido menores y los ajustes más ordenados que en otras economías emergentes.