En Estados Unidos, la economía ha continuado avanzando, aunque con una intensidad algo más moderada que en la primera parte del año debido a que el consumo y la inversión en vivienda han crecido a un ritmo más gradual. También ha influido la incertidumbre creada ante el posible fin de las medidas extraordinarias de inyección monetaria aplicadas por la Fed en los últimos ejercicios, temor finalmente disipado tras la decisión de prorrogar su actual política monetaria. Por último, ya a finales del tercer trimestre, se han puesto de manifiesto las dificultades para llegar a acuerdos presupuestarios, con el consecuente cierre parcial del Gobierno Federal.
Lo anterior ha tenido un efecto desfavorable sobre el tipo de cambio del dólar frente al euro, que ha sufrido una depreciación en el trimestre del 3,1%, por lo que la influencia de la divisa en los estados financieros del Grupo es negativa, tanto en el trimestre como en el año. Como viene siendo habitual, todos los comentarios a continuación sobre tasas de variación se refieren a tipo de cambio constante, salvo que expresamente se diga otra cosa.
Por su parte, la fortaleza del sistema bancario sigue mejorando moderadamente trimestre tras trimestre. En este sentido, las expectativas son de fortalecimiento del mercado de crédito, apreciándose un aumento de los préstamos al consumo y a empresas. En cuanto a la calidad crediticia, la morosidad hipotecaria sigue descendiendo, la de las carteras de consumo e inmobiliario no residencial se ha recuperado, mientras que la de los préstamos a empresas (commercial + industrial) continúa en niveles históricamente bajos. Por el lado del pasivo, el ritmo de crecimiento de los depósitos se ha moderado, tras el elevado avance observado en la segunda mitad de 2012. Por último, en términos de resultados, la industria financiera conserva las mismas tendencias ya comentadas en trimestres previos: suben los ingresos de carácter no financiero y retroceden las provisiones.