El modelo de negocio de BBVA es un modelo de banca que persigue tener y mantener relaciones duraderas con sus clientes. En este sentido, el objetivo fundamental de la formalización de una operación refinanciada o reestructurada es proporcionar al cliente viabilidad financiera duradera en el tiempo ante dificultades transitorias y adecuar el pago de sus deudas contraídas con el Banco a la nueva situación de generación de recursos del cliente. En otras palabras, esta herramienta se utiliza para resolver los problemas transitorios de liquidez, y no los de solvencia, que puedan tener en un momento determinado los clientes de la Entidad. Por tanto, las refinanciaciones y reestructuraciones son una herramienta de gestión y su utilización para otras finalidades, como puedan ser el retraso en el reconocimiento de pérdidas, es contraria a la política del Grupo BBVA. Hay que señalar que BBVA siempre ha tenido debidamente identificadas y censadas cada una de las operaciones de refinanciación/reestructuración que ha realizado. Se efectúa un seguimiento pormenorizado de estas operaciones y, según su evolución, la filosofía del Grupo en esta materia es clasificar los riesgos refinanciados como dudosos, subestándar o normal según ciertas características que se detallan a continuación:
- Aunque el cliente esté al corriente de pago, estas operaciones se califican como dudosas por razones distintas de su morosidad, siempre y cuando existan dudas relevantes de que puedan incumplirse los términos de la refinanciación.
- Por su parte, se clasifican como riesgos subestándar cuando exista alguna incertidumbre material de un posible incumplimiento.
- Por último, se consideran riesgo normal las restantes. No obstante, hay que resaltar que, aun siendo tenidas en cuenta como riesgo normal, se califican como riesgo normal de seguimiento especial.