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2. Entorno económico en el ejercicio 2011

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  • Desaceleración de la economía mundial en 2011 en un entorno de alta incertidumbre

En 2011 la economía global ha sufrido una moderada desaceleración en un año caracterizado por la incertidumbre generada por la evolución de los mercados financieros, en especial de los de deuda pública europea. Así, en 2011 el PIB mundial se ha situado ligeramente por debajo del 4%, un punto porcentual menos que en 2010. Aunque el crecimiento en 2011 todavía puede calificarse como sólido, lo cierto es que la desaceleración se ha dejado notar con distinta intensidad en las diferentes regiones. La mayor aportación ha continuado procediendo de los países emergentes.

Crecimiento interanual real del PIB (Producto Interior Bruto). Estimación 2011 2010
Global 3,9% 5,0%
Europa 1,6% 1,7%
España 0,7% -0,1%
Estados Unidos 1,8% 3,0%
México 3,8% 5,4%
América del Sur 4,5% 6,6%
China 9,1% 10,3%
Turquía 8,5% 8,2%
Fuente: BBVA Research

Los avances y retrocesos en la resolución de la crisis de deuda en Europa han centrado la atención. La economía mundial en 2011 se ha movido al ritmo de los acontecimientos en Europa, tanto en lo referente a los progresos de la consolidación fiscal como en lo relacionado a los cambios en las estructuras de gobernanza de la zona euro. Las dificultades para generar avances adecuados en ambos factores están detrás de la intensificación del contagio de las tensiones financieras experimentadas a lo largo del año. En primer lugar, hacia países de la periferia europea no sometidos a programas de rescate, como Italia y España, que precisaron de intervenciones puntuales en los mercados por parte del Banco Central Europeo (BCE). En segundo lugar, las tensiones financieras también se extendieron a ciertos segmentos del sistema financiero que se vio afectado por planes de recapitalización puestos en marcha por las autoridades europeas. Finalmente, las propias dudas sobre la capacidad de resolución de la crisis por parte de los gobiernos de la zona llevó a que incluso países centrales de Europa con finanzas sólidas se vieran afectados por dichas tensiones. Las sucesivas cumbres europeas que han tenido lugar a lo largo de 2011 apenas han servido para disipar la incertidumbre, si bien se han dado progresos tanto en la armonización fiscal como en la gobernanza de la zona euro. En este contexto, la economía europea en su conjunto ha mantenido un ritmo de crecimiento débil, unas décimas por debajo del 2% (en línea con el incremento registrado en 2010), si bien con una elevada desaceleración a finales del ejercicio y con una evolución muy heterogénea por países. Además, tras un movimiento precoz al alza, el BCE inició una senda de bajada de tipos en respuesta al aumento de los riesgos en la zona euro.

En el caso concreto de la economía española, esta continúa inmersa en sus ajustes de forma que el crecimiento en 2011 se ha situado apenas por debajo del 1%, con una senda de progresiva desaceleración a medida que iba transcurriendo el año. Sin embargo, algunos de estos ajustes progresan a buen ritmo. La consolidación fiscal continúa, aunque con cierta desviación del objetivo en 2011, y la competitividad está aumentando de manera significativa, lo que se está traduciendo en un importante ascenso de las exportaciones.

En lo que respecta al riesgo soberano de los países europeos, a pesar de los acuerdos alcanzados en la cumbre europea de finales de julio, los mercados de deuda soberana, incluidos los de España y, sobre todo, los de Italia, siguen sometidos a intensas presiones desde mediados de agosto. Los diferenciales de la deuda soberana en Europa han seguido aumentando: en Italia desde los 50 puntos básicos (p. b.) frente a bonos alemanes a 10 años en los que se situaba en torno a abril hasta los más de 400 p.b. de final de año. Más moderado ha sido el incremento de España, de 200p.b. a 400 p.b. en el mismo periodo. En el caso de Portugal, desde los más de 500 p.b. se ha avanzado hasta rondar los 1000 p.b. el hecho de que las tensiones soberanas alcanzasen de lleno a Italia (la prima de riesgo superó la de España por primera vez desde el comienzo de la crisis) puso de manifiesto que el FEEF por sí mismo no sería lo suficientemente voluminoso para constituir un cortafuegos frente al posible contagio de Grecia. Estas presiones se vieron reflejadas en una brusca ampliación de los diferenciales de los CDS bancarios (por ejemplo Intesa, de 150 a 400p.b. y BBVA o Santander de 150 a 300 p.b.) hasta niveles superiores a los registrados tras la caída de Lehman Brothers.

Las soluciones a la crisis, propuestas en octubre por las autoridades europeas, van en la buena dirección. Este es el caso de las medidas que intentan solucionar la insolvencia griega y aumentan considerablemente la potencia del FEEF. El programa de recapitalización refuerza la resistencia del sistema bancario, aunque no mide la calidad de las carteras y no logra contrarrestar la desconfianza del mercado sobre la deuda de países soberanos que sí son solventes. Además, en los acuerdos falta concretar muchos detalles que tendrán que negociarse en los próximos meses, de forma que el riesgo de implementación es alto y su efectividad aún está por ver. El nuevo gobierno italiano ha aprobado medidas de austeridad por un valor de 30bn de euros, que deberían ser suficientes para eliminar el déficit público en 2013. Sin embargo, aún están pendientes las reformas estructurales que necesita la economía italiana. En el caso de Portugal, la primera revisión de la troika mostraba su satisfacción con la economía, pero mostraba dudas sobre el cumplimiento de los objetivos para 2011. Esto condujo a una serie de medidas para cubrir el déficit de Madeira y el peor comportamiento cíclico de su economía, que incluían incrementos en el impuesto sobre la renta y el IVA y venta de concesiones. Como consecuencia, se espera que el PIB siga contrayéndose al menos un año, especialmente por la mala situación de los países que importan productos portugueses. Aunque previsiblemente se cumplirán los objetivos de déficit para 2011, no se puede descartar que sean necesarias medidas adicionales para los de 2012. En España, la desviación de 2011 respecto a los compromisos asumidos en términos de déficit, junto con las revisiones que se están haciendo a la baja respecto a la actividad económica para el próximo año, suponen que la consolidación fiscal deberá ser más intensa que la previamente estimada para 2012.

Estados Unidos muestra una debilidad cíclica mayor de lo esperado, con importantes retos en política fiscal. Estados Unidos sorprendió con datos que apuntaban a una recuperación que perdía fuerza con rapidez, si bien en la parte final de 2011 esta tendencia ha sido contrarrestada parcialmente. En definitiva, el crecimiento se ha desacelerado en 2011 hasta el entorno del 1,8% (3% en 2010). La política fiscal también ha sido un foco central en el ejercicio ante las dificultades de las autoridades para articular un plan equilibrado entre la necesidad de dar soporte a la actividad en el corto plazo y de afrontar un proceso de consolidación creíble en el largo plazo.

Las economías emergentes se dirigen hacia un aterrizaje suave, a pesar de la incertidumbre global. Pese a la desaceleración de la actividad de las economías avanzadas, las emergentes continúan con un patrón de crecimiento sólido, pero hacia niveles más sostenibles, en especial por la fortaleza de la demanda interna. Sin embargo, el aumento de la aversión global al riesgo se ha trasladado también a los mercados emergentes, lo que se ha reflejado en menores flujos de entrada de capitales, descensos en los merados de valores y tensiones cambiarias.

En este contexto, la actividad económica en México muestra variaciones positivas pero con tendencia de moderación, de forma que en 2011 el crecimiento se estima en unas décimas por debajo del 4%. A su vez, la inflación se ha mantenido en el entorno del 3,5%, lo que ha permitido que el Banco de México envíe mensajes más acomodaticios en cuanto a la política monetaria. El elevado grado de apertura de la economía mexicana hace que la desaceleración global tenga su efecto local, pero esto ha sido compensado principalmente por mejoras de la competitividad en algunos sectores manufactureros y por unas propicias condiciones de financiación.

En América del Sur la desaceleración global está haciendo que, en la parte final de 2011, el ritmo de crecimiento se haya empezado a moderar y se haya asistido a un aumento de las primas de riesgo, a descensos de los precios de las materias primas, a retrocesos en los índices bursátiles y, con todo ello, a un cierto debilitamiento de la gran parte de las monedas de la región. Lo anterior ha hecho que la mayoría de los bancos centrales de la zona intervengan para moderar (o incluso eliminar) la depreciación de las monedas. Aun así, en el conjunto del año, el crecimiento económico ha sido sólido y se ha situado en el entorno del 4,5%, casi dos puntos menos que en 2010.

El avance del PIB en China se ha moderado tras los esfuerzos llevados a cabo por evitar el recalentamiento. La demanda interna y la producción se mantienen fuertes y el ritmo de la desaceleración ha seguido el compás de un aterrizaje suave. Sin embargo, los obstáculos provenientes del exterior han ido en aumento y la demanda externa está más débil. La inflación se está moderando, aunque parte de niveles muy altos. Lo anterior, junto con unos riesgos bajistas en aumento, está repercutiendo en la puesta en marcha de una combinación de políticas de apoyo al crecimiento. De esta forma, en 2011 el crecimiento de la economía china se ha situado ligeramente por encima del 9% (+10,3% en 2010).

Por último, Turquía se ha visto más expuesta a fases de contagio financiero desde Europa, con un menor ritmo de entrada de capitales, descensos en las bolsas y depreciación de la lira, lo que ha obligado a intervenciones del Banco Central. Aún así, la economía crece con fuerza en torno al 8,5% en 2011, y la inflación, aunque todavía elevada, ha descendido hasta el 6,5% (8,6% en 2010).

  • Evolución de los tipos de cambio

En el mercado de divisas, el euro se ha apreciado significativamente frente al dólar durante la primera mitad del año por la ampliación del diferencial de los tipos de interés. Ello ha sido debido a los distintos enfoques de política monetaria adoptados por el BCE (preventivo y concentrado en los riesgos alcistas sobre la inflación) y la Reserva Federal (apoyando la recuperación y concentrado en los riesgos sobre el crecimiento). No obstante, la intensificación de la crisis de deuda europea lo debilitó en la segunda mitad del ejercicio. Con todo, en el promedio anual, el dólar se ha depreciado un 5,3% frente al euro.

La combinación de fortaleza del euro y moderada fortaleza de las divisas de emergentes frente al dólar se ha traducido en un comportamiento, en conjunto, desfavorable de las monedas con mayor peso en los estados financieros del Grupo BBVA. En consecuencia, el efecto del tipo de cambio en la comparación interanual de los resultados es negativo. En cuanto a la evolución de los tipos de cambio finales, el euro prácticamente no ha variado frente al dólar, mientras que existe una depreciación más importante, en comparación con los promedios anuales, de las monedas latinoamericanas con impacto en el balance del Grupo, por lo que su efecto también es negativo en las masas de balance y de actividad. Para 2012 se prevé que el dólar se aprecie frente al euro y que las divisas de los países emergentes tengan espacio de apreciación frente a la moneda estadounidense.

Moneda Tipo de cambio medio Tipo de cambio final
2011 2010 2009 2011 2010 2009
Peso mexicano 17,2906 16,7372 18,7988 18,0512 16,5475 18,9222
Dólar estadounidense 1,3916 1,3257 1,3948 1,2939 1,3362 1,4406
Peso argentino 5,7467 5,2686 5,2649 5,5679 5,4851 5,5571
Peso chileno 672,0430 675,68 777,60 674,76 625,39 730,46
Peso colombiano 2.570,69 2.518,89 2.976,19 2.512,56 2.557,54 2.941,18
Nuevo sol peruano 3,8323 3,7448 4,1905 3,4890 3,7528 4,1626
Bolívar fuerte venezolano 5,9765 5,6217 2,9950 5,5569 5,7385 3,0934
Lira turca 2,3383 1,9965 2,1631 2,4432 2,0694 2,1547
Yuan chino 8,9932 8,9713 9,5277 8,1588 8,8220 9,8350
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